Situada a medio camino entre las provincias de Sevilla, Córdoba, Granada y Málaga, Antequera es conocida por esta circunstancia como “el corazón de Andalucía”.
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Históricamente, ha sido lugar de paso y asentamiento de distintas comunidades. Los primeros pobladores fueron prehistóricos y aún se conservan dólmenes de aquella época en las afueras de la ciudad. Después, vinieron fenicios, cartagineses, romanos, árabes… Fue al amparo de estos últimos, que Antequera adquirió gran importancia por su condición de ciudad fronteriza. De hecho, fue pieza fundamental en la conquista definitiva del reino de Granada.
A partir de la toma por las tropas cristianas en 1410, la ciudad vivió un momento de esplendor. Aprovechando su situación estratégica, se convirtió en un importante mercado que comerciaba con las principales ciudades del sur y años más tarde, los Reyes Católicos fundaron la Real Colegiata de Santa María la Mayor, el primer templo de estilo renacentista de Andalucía. Es curioso que su techo siga siendo mudéjar y es debido a que era la técnica que dominaban los artesanos de la época.
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Esta construcción fue la primera iglesia de la ciudad, aunque actualmente no se ofician cultos en ella, y está situada en la parte más alta, junto a la antigua Alcazaba árabe y las termas romanas, dentro de la Medina islámica. Hay que agradecer que para construirla no se derribara la Alcazaba ni otros restos, algo habitual cuando unas comunidades sucedían a otras en el mismo terreno. De hecho, la propia Alcazaba fue edificada sobre las ruinas de la antigua Antikaria romana.
Después de una amplia restauración, desde 2008 es posible disfrutar de este ejemplo de arquitectura árabe, con su torre del homenaje, sus jardines y su muralla defensiva.
Esta fue una visita que me sorprendió muy gratamente pues no llevaba una idea demasiado hecha sobre la ciudad (mal por mi parte) y no esperaba encontrar un conjunto monumental tan bien conservado. Realmente, muy recomendable.
¿Dónde comer? Nosotros lo hicimos en el Mesón el Escribano, frente a la Colegiata. Comimos, entre otras cosas, un atún rojo riquísimo, a buen precio y con una atención muy profesional. Que no os engañe la ubicación.
Torcal: Muy cerca de la ciudad se encuentra el Parque Natural Torcal de Antequera,
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un paraje de curiosas formaciones kársticas que es posible recorrer a pie a través de diversas rutas de senderismo. Nosotros no pudimos hacerlo debido a la niebla que se levantó el día que lo visitamos así que nos lo apuntamos en la lista de «pendientes».
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